¿Qué es la meditación?
La meditación es una práctica en la cual el individuo
entrena la mente para que el pensamiento considere algo con
atención y detenimiento para estudiarlo o comprenderlo bien.
Al meditar, enfocamos atentamente el pensamiento a la consideración de algo que está asociado
a la concentración y
a la reflexión profunda.
Por ejemplo: “Te recomiendo
dedicar unos días a la meditación de los temas que te comenté”, “Después de una larga meditación, he llegado
a la conclusión de que lo mejor es renunciar a la empresa”.
La
meditación se suele clasificar en dos grandes grupos. Por un lado, se encuentra
la meditación de la conciencia plena, que gira en torno a cuestiones tales como
la experiencia y la propia percepción. Por otro lado, está lo que se conoce
como meditación de concentración.
La
meditación también ayuda a la autosugestión, que es un proceso mental a través
del cual la persona entra a su subconsciente para fijar una asociación mental o
para convencerse de alguna cuestión. Otra
utilidad de la meditación es favorecer la introspección (el conocimiento que un
individuo tiene acerca de sus propios estados mentales), lo que permite
interrumpir el automatismo.
En
consecuencia, se puede decir que todo el tiempo estamos meditando.
¿Para
qué meditamos?
Alguna vez te
preguntaste ¿para qué meditar?
Suele decirse que
debemos meditar para conectarnos con nuestro Yo o con Dios, cuando la realidad
es aun más sencilla. Meditamos para conectarnos con nosotros mismos, y poder
así, hacer que la mente funcione al servicio de
nuestro Ser, para eso tenemos que establecer una relación con ella,
debemos aprender a dominar a nuestra mente y no dejar que ella sea la que
gobierne. Ésta relación con la mente se establece a través de la meditación.
La
práctica diaria de la meditación te va a proporcionar una nueva visión de ti
mismo. Si te sientas todos los días a respirarte, a sentirte, a pesar de tus
pensamientos, a pesar de tu mente, un día se creara un espacio de observación
donde tu mente ya no será la que dirija tu vida.
Cuando
tomas conciencia de que eres algo más que lo que piensas, y te conviertes en
observador de ti mismo, la perspectiva cambia. No se trata de luchar contra tu
mente se trata más bien de observarla sin más, sin lucha, sin expectativa, sin
objetivo. Y desde ese punto respirarte. Una nueva conciencia de ti mismo
aparecerá y se iniciara el camino hacia la verdadera felicidad: tú mismo.
Por Dulcesol Esteva
Por Dulcesol Esteva
No hay comentarios.:
Publicar un comentario